Un monje portador de un documento de gran importancia que debía entregar en mano a su destinatario, se dirigía a la ciudad. para llegar a ella tenía que atravezar un puente, y sobre él se encontraba un samurai experto en el arte del sable que para probar su fuerza y demostrar su valentía había prometido provocar a duelo a los cien primeros hombres que atravezaran el puente. Había matado ya a noventa y nueve. El monje era el número cien. El samurai le lanzó el desafío y el monje le suplicó que le dejara pasar, puesto que el documento que llevaba era de gran importacia. “Os prometo venir a batirme con vos cuando haya cumplido mi misión.” El samurai aceptó y el joven monje fue a entregar el documento.
Antes de volver al puente se presentó en casa de su maestro para decirle adiós. “Debo ir a batirme con un gran samurai; es un campeón de sable y yo no he tocado jamás un arma en mi vida. Va a matarme.” “En efecto, le respondió su maestro, vas a morir. No tienes nada a tu favor, no has de te…
Antes de volver al puente se presentó en casa de su maestro para decirle adiós. “Debo ir a batirme con un gran samurai; es un campeón de sable y yo no he tocado jamás un arma en mi vida. Va a matarme.” “En efecto, le respondió su maestro, vas a morir. No tienes nada a tu favor, no has de te…