Le pedí tan poco a la vida y hasta ese poco
la vida me negó. Una hebra de sol, el campo, un poco de paz con un poco de pan,
que no me pese mucho el saber que existo, y no exigir nada a nadie, ni que
nadie exija nada de mí. Todo esto me fue negado, como quien niega una limosna
no por falta de bondad, sino por no tener que desabrocharse el abrigo para
darla.
Comentarios